¿Y por que? Pues porque el día 28 de Noviembre fue el aniversario de mi novio y mi mío, y claro, quería hacer algo que no hubiese hecho y tuviese ganas de hacer y que mejor que una fantástica, deliciosa y preciosa ¡Red Velvet!
Aunque sea extraño de creer, no había probado a hacerla todavía, si que hice unos cupcakes una vez (que volveré a repetir para subir la receta) pero no una tarta, y claro, que mejor ocasión que esta para ponerme manos a la obra ^_^
Para esta delicia, he utilizado la receta de mi querida Bea Roque, pero como su receta era para una tarta grandota (3 moldes de layer cake de 18cm.) y yo quería hacer una pequeñita (un molde de 10x10), dividí las cantidades (como pude) tal y como ella me dijo y aquí está el resultado, y yo más contenta que unas castañuelas... aissss!!!! Graaaaaaaaaaacias!!!
He de deciros que he hecho alguna variación, pero ha sido pequeña, además ha sido por falta de algún ingrediente y por algún lapsus, pero aún así el resultado ha sido espectacular ¡lo prometo!
Ingredientes
- 60ml. de aceite de oliva suave
- 130gr. de azúcar
- 2 huevos
- 140gr. de harina
- 1cdta. de cacao en polvo desgrasado (yo usé Hershey's)
- 1cdta. de bicarbonato
- 120ml. de leche semi-desnatada
- 2cdtas. de limón
- 1cdta. de vinagre blanco
- 1cdta. de extracto de vainilla
- 1cdta. de colorante rojo (yo usé Extra Red de SugarFlair)
Si no lo habéis probado, os recomiendo este colorante, es simplemente genial!! Y la boquilla para decorar pasteles una maravilla!!
Preparación
- Precalentamos el horno a 170º calor arriba y abajo (y ventilador).
- Engrasamos nuestro molde.
- Mezclamos la leche con el limón y dejamos reposar unos 10 minutos.
- Tamizamos la harina junto con el cacao el polvo. Reservamos.
- Mezclamos el extracto de vainilla con el colorante rojo.
- Batimos el aceite junto con el azúcar hasta que consigamos una mezcla esponjosa y más blanquita.
- Añadimos los huevos uno a uno y batiendo entre huevo y huevo para que se integren por completo.
- Ahora añadimos la mitad de la harina y mezclamos bien.
- El siguiente paso es añadir el buttermilk (la mezcla de la leche y el limón que habíamos hecho antes). Volvemos a mezclar.
- Ahora tenemos que añadir resto de la harina con el cacao que nos quedaba. Mezclamos hasta que tengamos una mezcla súper homogénea.
- Yo aquí, por inercia de haberlo hecho alguna que otra vez, cogí el vinagre y el bicarbonato y los mezcle, y cuando empezó a burbujear, lo agregué a la masa y volví a mezclar.
- Por último, añadimos el extracto de vainilla con el colorante rojo y mezclamos muy muy bien hasta que tengamos una mezcla perfecta (creedme, os va a quedar genial).
- Vertemos nuestra mezcla en el molde y metemos al horno durante 30 minutos más o menos (de todos modos ir vigilando por si acaso se os hiciese antes) o hasta que metamos un palillo y salga limpio.
- Una vez haya terminado el tiempo de horneado, lo sacaremos y lo dejaremos reposar en el molde durante 10 minutos.
- Pasados los 10 minutos, lo sacaremos del molde y lo dejaremos enfriar por completo sobre una rejilla.
Si lo vais a usar en el momento a por ello, si vais a hacer como yo que lo vais a usar al día siguiente, lo envolveremos en papel film transparente hasta que lo vayamos a necesitar. Si vais a tardar en usarlo, lo podéis congelar sin problemas (envuelto en papel film y dentro de una bolsa de congelación) ya que se conserva perfectamente.
Ahora toca el turno de nuestro frosting de queso... que delicia... ñam ñam.
Para el frosting utilicé una receta que me encanta porque desde que la probé me enamoró por lo firme que queda y el sabor que tiene... me tiene enamorada... jejeje!!
Ingredientes
- 125gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 125gr. de queso crema frío
- 250gr. de azúcar glass
Preparación
- Tamizamos el azúcar glass.
- Batimos la mantequilla junto con el azúcar glass durante unos minutos, hasta que tengamos una mezcla blanquita y cremosa.
- Ahora, añadimos el queso crema (frío de la nevera) y volvemos a batir hasta que esté totalmente incorporado y la mezcla sea uniforme y cremosa (unos 5 minutos).
Ahora que ya tenemos nuestro bizcocho y nuestro frosting, solamente nos queda montar la tarta y decorar.
Montaje de la tarta
- Con la ayuda de una lira, igualamos la parte inferior y/o superior del bizcocho.
- También con la lira, cortaremos nuestro bizcocho en las capas que queramos, en mi caso en tres.
- Ponemos una de las capas sobre una base de cartón para tartas y sujetamos al cartón con un poquito de nuestro frosting.
- Ahora, con la ayuda de una cuchara de helado (o con lo que queráis), colocamos un poco de frosting sobre la capa de bizcocho y extendemos.
- Colocamos la segunda capa de bizcocho encima del frosting y, a continuación, otra capa de frosting y la repartimos exactamente igual que habíamos hecho con la anterior.
- Por último, colocaremos la última capa de bizcocho.
- Cubrimos nuestra tarta con una capa muy fina de frosting, y la meteremos en la nevera durante 30 minutos. Esta capa nos ayudará a sujetar las migas para que, a la hora de decorarla, no se nos desmigue (valga la redundancia... jejeje!).
- Una vez haya pasado el tiempo de refrigerado, cubriremos la tarta con una capa más gordita y decoraremos como más nos guste (yo, como podéis ver, la he decorado con corazoncitos de diferentes tamaños hechos con fondant rojo, una rosa y tres palabritas ^_^).
La verdad es que tenía miedo de que el bizcocho fuese demasiado compacto (o seco) pero, a pesar de no haberle puesto almíbar, estaba deliciosa y fue todo un éxito, de echo Jon me dijo que era de las mejores que había hecho y el resto de "catadores" también quedaron encantados (y yo más... jejejeje!!).
Este es el corte de nuestra Red Velvet... ¿precioso, verdad?
Espero que os haya gustado esta receta tanto como a mi prepararla, ya que la hice con mucho cariño e ilusión ^_^
Muchos besitooooos y nos vemos prontito!!
*MªAmparo*
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